encuentre la diferencia

El amor y el dolor son tan parecidos que hasta llegué a unirlos en una tarde de verano fingido.
Así me vi envuelta y así estuve por horas, arrastrando los pies por las calles de mi ciudad, hasta que abrí los ojos en el cielo. 
Desperté jadeando, e intenté tomar notas con palabras que no utilizo para poder describir el sueño más vivido de la historia de mis pesadillas y así recordarlo cuando la lucidez de la mañana me ataque sin reparo, pero no tuve éxito. La nota igual sobrevive como un menjunje de palabras inconexas con la única función de sostener débilmente una realidad que no puede perdurar por la fugacidad de su belleza, rozando la invención, pero que me arrastra en la correntada de los últimos sesenta días del año hacia un futuro inexistente pero inminente.
El amor y el dolor son tan distintos que pude unirlos en esas múltiples tardes de verano fingido.



No hay comentarios:

Publicar un comentario